San José, Costa Rica
Corbata, maletín y camisa bien aplanchada; embarazada, ilusionada y hermosa; tatuado, con carnet de hogar de acopio y unos chicles para vender; joven, nervioso y con apuntes en su mano; es la descripción de las personas que me acompañan desde bien temprano a tomar el bus, preparo mi pase, son un cuarto para las siete: hora pico, de seguro viene lleno. Mis cuatro compañeros y yo lo visualizamos a lo lejos, grande, pesado y apurado por cumplir su horario. Efectivamente, viene a reventar. Le doy el dinero al chofer y me subo por detrás. Me tambaleo, una muchacha muy amable me sostiene antes de que yo provoque un efecto dominó humano. El tatuado no se sube, se da cuenta que no le conviene para su venta.
Para ser tan temprano hace calor. Una mujer con ropa de oficina se ofrece para ayudar al señor con sus enormes bolsas llenas de verduras, otro va peleando con su novia celosa por celular, aquel va soñando que es dj mientras va perdido en su reproductor de música, el joven que me acompañaba en la parada no encuentra un apunte e incomoda a sus vecinos con tanto movimiento y yo, yo voy pensando en que de este bus me tengo que bajar en cierta parada y tomar otro, que de seguro ha de ir igual de lleno.
¿Por qué se debe luchar por un transporte público útil y seguro? Porque es un medio de movilización que le sirve a muchas personas; de todo tipo de clases, edades, profesiones, etc. Sin tomar en cuenta que le sirve como actividad física a personas que tal vez no tienen el tiempo o el dinero para meterse a un gimnasio, ya que se tienen que movilizar de una parada a otra y en algunos casos hasta correr detrás o delante del bus, se ejercitan los músculos de la pelvis cuando se va de pie, etc. También se puede decir que es amigable con el medio ambiente ya que se transportan varias personas en un solo vehículo, esto es solo opinión mía.
Pero vayamos más allá. Un día puede que después de pagarle al chofer, a la par del único asiento libre, este el amor de tu vida y decidas hablarle; o en otro caso, un amigo del colegio o de la universidad que extrañabas y querías hablar con él. En un bus seguro, tranquilo, cómodo y confiable puede pasar de todo, pero en especial cosas buenas.
Asimismo considero que el transporte público debe de contar con un ente regulador que le de mantenimiento a los buses, que fije tarifas cada cierto tiempo basado en el precio del combustible, la frecuencia del uso del servicio y el precio de la Canasta Básica actual; también que controle las rutas y las modifique por si hay algún evento de movimiento masivo en el país que pueda bloquear rutas preestablecidas. Por estas y muchas razones más, aparte de exigir un servicio público decente y útil; se debe pelear por una entidad responsable de nuestras necesidades como personas que frecuentan dicho transporte.
Llegué a mi parada final en mi primer bus. La parada del segundo está a dos calles. Me bajo y me volteo… El bus que debo tomar está esperando a que cambie el semáforo a verde. Corro. Corro como si ese fuera el último bus que va a pasar en la historia de la humanidad. Casi atropello a una señora, el bus me está pisando los talones; acelero, cruzo la calle a brincos, me salto a la gente, el bus llego a la parada… sube a la última persona cuando yo estoy a nada de llegar a las puertas, voy gritando que me espere, un señor silba fuertemente y el chofer me divisa por los espejos; frena y me deja subir, rápido y dándole las gracias al hombre que me ayudó, llego; entre respiraciones agitadas le doy las gracias al chofer y me doy cuenta que otra vez me toca ir de pie. No me importa. Me encanta andar en bus, me hace sentir libre, me siento acompañada durante mi breve viaje; porque no voy sola, no, vamos muchos en la limosina del pueblo.
Invitada: María Amalia Garrido.