Luis Ramírez.
Hace dos semanas describí cómo algunas personas en Guatemala día a día pagan un quetzal para jugarse la vida en el precario, pero único, transporte público del país. Lastimosamente, la triste situación guatemalteca no solo redunda en nuestra inseguridad del transporte público, las personas que se transportan en sus vehículos también están en grave peligro y hoy haré mención a un caso en particular dónde el emprender pareciese ser un suicidio.
Jueves, 3:00 AM. Padre, hijo y primo, van en su pick- up cargados de vestimenta y calzado para ir a venderlos a Quiche. Unos hombres hacen señas a los familiares interpretando que una caja había caído. Se detienen a revisar su mercadería. Los hombres se acercan y buscan robarles el vehículo cargado, el hijo los intentan detener y los delincuentes abren fuego en su contra. El padre, al ver a su hijo herido, se abalanza en su rescate y es asesinado instantáneamente a balazos. El primo logra escapar con algunas heridas y el hijo muere en camino al hospital. Los malhechores no robaron la mercancía… solo la vida de una familia emprendedora que buscaba ganarse la vida. A 100 metros del suceso, estaba un puesto de la PNC que “no pudieron” hacer nada ante la situación. ¿Posibles aliados?
¿Por qué no simplemente dejaron que se llevaran el pick- up cargado y se arriesgaron tanto? La familia estaba (y sigue) con graves problemas económicos y la única manera que encontraron para intentar respirar y progresar, fue sacando un préstamo bancario y comprar esa mercadería que irían a vender. En pocas palabras, llevaban toda su vida en la palangana del pick – up. Ahora, murió un padre e hijo con ganas de salir adelante y dejaron solo a su hermano menor que está casado, con hijos, con una madre viuda, una hermana, una cuñada con hijos y un hoyo en el corazón por la perdida de sus familiares. No hay palabras para expresar lo difícil que será para él. Que triste que en Guatemala el querer salir adelante cuesta la vida.
El emprender es una cuestión de agallas, pero en Guatemala es una labor de verdaderos valientes. No solo deben arriesgarse la vida en el trayecto, sino que deben pagar extorciones, cuidar su producto, pagar impuestos (que no es mucha la diferencia con las extorciones que se le pagan a los maleantes), esforzarse por superar a la competencia, pagar la deuda del préstamo, cobrar por el bien que ofrecen y muchas cosas más. Guatemala vuelve a llorar sangre, el caso del padre e hijo asesinados son uno de los miles que pasan a diario. ¿Qué pueden hacer los guatemaltecos para salir adelante, si las barreras para hacerlo son casi insuperables? No se puede responder. Los que practicamos una religión solamente tenemos de consuelo rezar por que la situación mejore. ¿Cuándo dejaras de llorar sangre mi Guatemala?