Jorge, empleo y prosperidad

valle del motagua

La pobreza es una condición natural del hombre, la riqueza hay que generarla. Esto fue lo primero que aprendí en mis lecciones de Economía.

Pues, en Guatemala, el 59.3% de la población vive en esta condición natural de pobreza, y el nivel sigue aumentando un punto porcentual por año de acuerdo con la ENCOVI[1]. Datos que no sorprenden en un país que ocupa el puesto 82 en el Índice de Libertad Económica[2], que tiene altos índices de inseguridad y cuya capital es una de las ciudades más peligrosas del mundo. [3]

Sin embargo, el tema de la pobreza y el desempleo parecen no importarle al gobierno de turno. Guatemala necesita inversión, mucha inversión, para que miles de personas puedan tener una oportunidad de empleo y mejorar las condiciones de vida propias y de sus familias. Un empleo formal permite el acceso al crédito, para poder crear emprendimientos personales o familiares, brinda acceso a seguridad social y le resta carga al colapsado sistema de salud pública, y brinda estabilidad laboral, un tesoro preciado en un país como el nuestro.

En una familia promedio del interior del país, el hecho de que un miembro tenga un empleo formal, permite que los niños asistan a la escuela con regularidad, mejorar las condiciones de salubridad en los hogares, e invertir en pequeños proyectos comerciales. Imaginaros una familia en la cual dos o tres integrantes tengan un empleo formal…

Jorge, un joven bachiller, cuya familia hizo muchos sacrificios para que él obtuviera un título de educación media, vive en uno de los municipios del nororiente del país, uno de aquellos municipios en los cuales los únicos empleados formales son los de un par de agencias bancarias, el RENAP y los trabajadores estatales, donde ni los empleados municipales ganan el salario mínimo. Las probabilidades de que Jorge encuentre un empleo formal son casi nulas y lo ponen en la disyuntiva de viajar a Ciudad de Guatemala en búsqueda de un empleo, a vivir en una de las ciudadelas dormitorio y exponerse a los altos niveles de delincuencia o buscar el sueño americano, arriesgando su vida en el desierto.

Como Jorge, hay miles de jóvenes provincianos dispuestos a ganarse la vida honradamente, que conocen el valor del trabajo. Jóvenes, a los que las barreras al comercio, los altos costos transacción, el salario mínimo, la enorme burocracia y las demás formas de intervención del Estado en la Economía que obstaculiza la inversión, no les permiten tener una oportunidad laboral.

Ojalá que los gobernantes dejaran de preocuparse por los tweets de los comentaristas deportivos y les interesará ayudar a mejorar de personas como Jorge y su familia. Ojalá como les apasiona el futbol, les preocupase la construcción del Estado de Derecho que permite el florecimiento del ser humano en libertad.

Danilo Carías

[1] http://www.prensalibre.com/economia/se-dispara-a-593-la-pobreza-96-millones-de-guatemaltecos-viven-en-pobreza

[2] http://www.heritage.org/index/country/guatemala

[3] http://www.economist.com/blogs/graphicdetail/2016/03/daily-chart-18?fsrc=scn/fb/te/bl/ed/revisitingtheworldsmostviolentcities

Fotografía: Alejandro Salinas

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