Este artículo es una crítica constructiva al publicado el día 19 de abril en La Lupa por Diego de León Zurita, titulado “Democracia imperfecta”. http://www.lalupa.gt/democracia-imperfecta.html
¿De verdad tenemos tanta suerte por tener un sistema de partidos políticos cartelizado? ¿Somos suertudos porque no podemos elegir a los candidatos que se presentan a las elecciones presidenciales? ¿Está la suerte de nuestro lado porque nuestro presidente gana por mayoría absoluta de forma artificial por medio de un ballotage?
¿Seremos suertudos al tener una LEPP de Guatemala que permite que 6 personas—miembros del comité general de los partidos políticos—elijan discrecionalmente el 85% de los candidatos del su partido[1]? ¿De qué representación hablamos si Jimmy Morales en la primera vuelta obtuvo el 23.85% de los votos; y la segunda vuelta, claramente fue para legitimarlo artificialmente?
Existe una contradicción entre decir que los republicanos están jugando sucio para evitar que Trump sea el candidato, y afirmar que “lo mejor de todo es que lo hacen de manera legal”. Los miembros del partido republicano están simplemente jugando con las reglas del juego preestablecidas; reglas que el señor Trump conocía (o debería de haber conocido) antes de decidir intentar buscar la nominación.
A fin de cuentas, Trump no va a ganar la nominación si no llega a los 1237 delegados necesarios. De hecho, desde 1972 no se ha necesitado de la convención de un partido para elegir al candidato. El decidir si Ted Cruz o algún otro sea el candidato porque nadie llegó a los delegados necesarios es algo que puede tener cualquier calificativo, menos de “juego sucio”.
Tradicionalmente, siempre los delegados han votado por el candidato que les corresponde, dependiendo del voto popular. No es si no hasta esta elección que se presenta la posibilidad de que eso cambie. Sin embargo, a priori, no se puede asegurar que el sistema de delegados disminuya la representatividad del sistema. Hay que considerar que el sistema electoral es solo una arista más de la representación. La representatividad del sistema también se la puede dar la gestión por resultados y la percepción de ser escuchado y atendido.
El argumento de decir que el sistema de nominación electoral estadounidense “es inestable” es totalmente insostenible y carece de fundamento. El sistema electoral estadounidense lleva funcionando mucho tiempo, por lo que no puede ser descrito como inestable. Tampoco se puede decir que el sistema de elecciones tiende a ser un obstáculo para la democracia por su diseño; el sistema es simplemente diferente al nuestro.
El sistema electoral estadounidense es un sistema de mayoría simple. Esto quiere decir que es un sistema que sobre representa a las mayorías, pero que no se preocupa por forzar una mayoría absoluta. Por tanto, no se puede decir que éste sistema es peor que el guatemalteco por no forzar una mayoría absoluta.
Todo sistema electoral está diseñado para un propósito específico, o sea, los sistemas electorales no son neutrales. Los sistemas apuntan a uno de dos objetivos generales: la gobernabilidad o la representatividad. Cuando un sistema tiene fórmula mayoritaria (como es el caso de Estados Unidos y las elecciones presidenciales en Guatemala) se apunta a la gobernabilidad. Cuando se usa una fórmula proporcional (como el caso de las elecciones legislativas en Guatemala) se busca mejorar la representatividad. El punto es que ninguno de los dos enfoques tiene que estar mal, como sugiere Diego, simplemente son distintos.
¿Cómo se deciden estos objetivos? Obviamente no es una decisión técnica, pues uno no es mejor que el otro, más bien es una decisión política, y esta decisión política es producto de una competencia entre actores que buscan establecer su agenda para moldear el comportamiento en sociedad. Depende de cómo se quiera diseñar el sistema, no de cual modelo es mejor o peor. Emitir juicios de valor sin fundamento no solo es peligroso para la ciencia política sino para la convivencia en sociedad.
No tenemos tanta suerte. En los partidos guatemaltecos no hay nada de democracia interna. No se nos presenta ni siquiera la posibilidad de elegir a quienes van a participar en la elección del Ejecutivo. Lo que hacemos es seleccionar entre una serie de candidatos que básicamente compran su posición en el partido. Si tanta suerte tenemos, ¿por qué se está pidiendo que el voto nulo sea vinculante?
Este artículo no busca atacar al autor del artículo criticado, ni desprestigiar a ningún medio. Exhortamos a La Lupa a seguir con su labor, que tanto admiramos.
Equipo de Lucidez Heterogénea
Imagen extraída de: https://www.donaldjtrump.com/
[1] Brolo, J. Acercando a los partidos con los ciudadanos. (2015)