La CIGIG también debe tener límites

“Algunos imputados le “exigen” al MP respetar su presunción de inocencia; es decir, que no se siga investigando ni acuse ni pida sus condenas!”

Así se expresó el comisionado de la CICIG por medio de su cuenta de Twitter esta semana. El señor Velásquez cree que ya puede hacer lo que se le da la gana, sin respetar el debido proceso, viendo a la presunción de inocencia como una figura que obstaculiza sus ambiciones de controlar todo el sistema de justicia.

¿Si no se respeta la presunción de inocencia, para qué están haciendo juicios? La justicia guatemalteca pareciera buscar que los acusados demuestren su inocencia, contrario a como debería de ser. ¿Será que CICIG es tan mala haciendo investigaciones que solo les queda buscar condenas por medio de los testimonios de Monzón y de escuchas telefónicas? Lo más interesante es que Monzón solo dice la verdad cuando conviene, porque ahora que habló de Thelma Aldana, “de plano que son ataques de la estructura poderosa del país para desestabilizar su trabajo”. Ella si tiene derecho a la presunción de inocencia, pero los que acusa no, vaya contradicción.

Sin lugar a dudas los culpables deben de recibir el castigo que se merecen, pero luego de ser vencidos en juicio por medio de pruebas contundentes, no solo pruebas sustanciales como: “lo que alguien dijo” o “lo que yo escuché”.

Respetar la presunción de inocencia no es proteger a los acusados, es protegernos a todos, puesto que es una figura que protege nuestra libertad de los abusos del Estado. Dejemos de promover un sistema al estilo de la Inquisición, en el que se condena a alguien sin pruebas. Seamos aunque sea un poco civilizados.

Lo más lamentable de la élite “intelectual” guatemalteca es que las figuras legales se han pasado a ver como una cuestión de ideología. Se acusa a los defensores de la presunción de inocencia como representantes de la derecha y de los grupos privilegiados, cuando en realidad una cosa no tiene nada que ver con la otra.

Lo que se ve en nuestro país es una élite que todo lo busca polarizar. Objetos como la presunción de inocencia, el derecho de antejuicio y los Derechos Humanos no se ponen en tela de juicio en los países donde la Guerra Fría ya se dejó atrás. En cambio aquí, la presunción de inocencia y el antejuicio son de la derecha fascista, genocida y neoliberal; mientras que los Derechos Humanos son de los de la izquierda marxista.

Si nos seguimos peleando por temas que ya deberían de ser aceptados por todos, seguiremos viviendo en un país que no avanza, en el que los temas importantes, que sí se deberían discutir, se quedan en el olvido. Nuestra generación debería dejar de pelear las guerras de nuestros padres, y evitar que todo se ideologice. Con esto no me refiero a que no se deben señalar las ideas equivocadas, una cosa es respetar el derecho de los demás a creer lo que quieran y otra cosa es ser un cobarde que no se atreve a criticar lo erróneo.

Por último, no puedo dejar a un lado el tema central de mi columna, el poder.

Si algo nos ha enseñado la historia es que siempre se debe desconfiar del poder. A Velásquez y a Aldana no se les puede dar poder ilimitado. Los que creen que estos dos personajes deben tener el derecho a hacer lo que quieran se merecen vivir en una Cuba o en una Venezuela.

Nadie en una posición de poder, por más que esté haciendo las cosas bien, debe de tener la facultad de saltarse la ley. Aún estamos a tiempo de frenar un poco al señor Velásquez, y evitar una dictadura en el Organismo Judicial, en el que todos respondan a sus órdenes.

Sí, a CICIG se le debe de apoyar si hace las cosas bien; sin embargo, se debe evitar que se vuelva en un instrumento de extorsión en contra de los jueces que no obedezcan todo lo que se les dice. Por la manera en que se están haciendo las cosas seguramente muchos inocentes van a ser detenidos, enjuiciados y quizás hasta condenados de forma injusta y arbitraria; eso es lo que hay que evitar para que no se pierda la confianza en la sistema judicial.

Luis Fernando Salazar Rosas

Imagen:http://cicig.org/

Un comentario en “La CIGIG también debe tener límites

  1. Tiene toda la razón, la CICIG se ha extralimitado en sus funciones y está polarizada y politizada, se siente omnipotente y este Señor Velásquez es un extremista izquierdista acusado en su país, despertamos Guatemaltecos, solamente nos es tan dividiendo y eso es peligroso

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