¿Política? Yo no tengo tiempo para esas cosas

¿Política? Yo no tengo tiempo para meterme a esas cosas. Tengo que preocuparme por ganarme la vida en el día a día. ¿Participar? Cómo, si no me va a traer ningún beneficio. Tengo que darle comida a mis hijos, gasto en la casa y esperar a que cuando uno de nosotros coja una gripe, no se enferme más.

Me levanto de madrugada, si no me ganan el espacio en el bus y llego tarde al trabajo. Ahí me pagan poco y quizás no estoy consciente que es así porque no produzco mayor valor. Pasa el día y regreso a la casa, tarde.

¿Política? Eso no me da para vivir, así que no me importa. A lo más que llego es a ver el noticiero y pensar: estos políticos siguen robando, cómo quieren que funcionen las cosas así. Esa es mi participación en política.

Me gustaría que alguien con carácter viniera y resolviera todos esos problemas. Un líder que con fuerza impusiera la ley, arrestara a los ladrones y sacara a este país de la pobreza. Ah, como en los tiempo de Ubico, todos marcando el paso, pero progresando.

Cierro los ojos, despierto y todo se vuelve a repetir.

Luego de la independencias de los países hispanoamericanos, quedó el vacío de poder de la monarquía española. Ésta no permitía que la población de bajos ingresos se involucrara; todo se reducía a una relación de te sirvo y luego me debes protección. Obediencia a cambio de tener los recursos para vivir. Nos acostumbramos a ello, era nuestra forma de vida.

Eso explica por qué tras la independencia y con el vacío de poder existente: en vez de librarnos del yugo español, nos atamos al yugo de los caudillos. Estos líderes nacionales que hacían la ley, dirigían la economía y tomaban todas las decisiones, sin consultar a la población baja, tal y como la monarquía lo solía hacer. Los caudillos perseguían intereses de las clases pudientes y eran derrotados, por incumplir con sus promesas, pero, otro igual los remplazaba.

Hoy día, las cosas no cambian. Seguimos añorando a ese líder que decida por nosotros y que nos haga progresar. No queremos meternos a política, queremos sobrevivir. No queremos hacernos cargo de los problemas de país, sino que alguien venga a resolverlos. Preferimos orden y autoridad, por sobre la libertad. ¿Por qué? Primero, porque nuestra preocupación básica es mantener a los nuestros. Segundo, y de la mano de lo anterior, porque la costumbre heredada nos ha enseñado a que existe un ente todo poderoso (la antes monarquía) que lo resolverá.

Yo solo puedo trabajar, pagar mis impuestos y no razonar.

Diego Monterroso

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