Luis Ramírez.
Guatemala desde tiempos coloniales, al igual que la mayoría de países latinoamericanos, ha poseído entes locales fuertes (cabildos). Sin embargo, desde la creación de la Constitución vigente, se contrarrestó el empoderamiento municipal y se aumentó el del gobierno central. La descentralización es necesaria en la búsqueda de eficiencia en la provisión de servicios públicos y demandas ciudadanas en el país.
Los resultados de cultura política presentados por la LAPOP en el año 2015 demuestran cómo la sociedad guatemalteca apoya y ve más legitima una municipalidad que el gobierno central. Las solicitudes de ayuda y la satisfacción de los servicios, a pesar de no tener recursos, son mucho mayor en los gobiernos locales; es admirable la empatía que se practica.
Grandes pensadores como Tiebout y el boliviano Finot han desarrollado marcos teóricos que demuestran lo beneficioso que es poseer gobiernos locales para optimizar la provisión de servicios públicos y la participación ciudadana. No obstante, es prudente reconocer que estos marcos teóricos difícilmente se pueden aplicar a la perfección, pero presentan una luz en pro de la descentralización y la búsqueda por una mejor gestión.
En Guatemala, en primer lugar, se debe buscar una descentralización de tipo administrativa, es decir, trasladar facultades del gobierno central al local. Luego, se debe ampliar a una descentralización fiscal, que básicamente consiste en trasladar, parcial o totalmente, la capacidad recolectora y el uso de los recursos a las municipalidades. Claro está, que al llegar hacer esto, pueden existir problemas de corrupción o mal uso de los recursos, por lo que la fiscalización del gobierno central y la población local debe ser constante; de igual forma, se deben analizar las acciones que lleven a cabo los gobiernos locales para no caer en incoherencias.
La descentralización no es un proyecto tan asequible, pero sí debe aplicarse. La manera más efectiva de hacerlo es por medio de un plan piloto en una municipalidad pequeña que pueda presentarse como ejemplo de la alta efectividad del proceso y a su vez puede servir para enmendar errores. Luego, si los resultados son óptimos, se debe aplicar progresivamente en otras municipalidades y poco a poco llevar el proyecto a nivel nacional.
Muchos países han tenido éxito aplicado medidas descentralizadoras, ya es hora de que Guatemala lo haga para poder progresar, pues forzar la agenda y las prioridades del gobierno central a los demás entes locales gubernativos, teniendo estos otras prioridades, es incomprensible e imperdonable.
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