Uno de los arquitectos más renombrados del siglo XX es, sin duda alguna, Ludwig Mies van der Rohe. Nacido en Alemania el 27 de marzo de 1886, mostró desde muy temprana edad gran interés por el diseño y construcción. A pesar de no contar con una formación académica formal o título universitario, Mies se convertiría en una de las figuras centrales de la escena vanguardista en Berlin y hacia la década de los 30s habría ganado reconocimiento en toda Europa. Siendo uno de los principales precursores del Jugend Stlye o modernismo alemán, tuvo gran incidencia en la arquitectura de su época. A lo largo de su vida, Mies luchó por conseguir una arquitectura de carácter universal y simple, que fuese honesta en el empleo de los materiales y estructuras. Su estilo se caracteriza por ser altamente purista en donde los espacios abiertos y la exposición de las herramientas industriales utilizadas son aspectos habituales. Basándose en una idea de estética directa, en donde la mayor sobriedad y rigor geométrico son fundamentales, Mies buscó una arquitectura de máxima tensión formal y conceptual.
Resonando en el eco del tiempo con su célebre frase “menos es más”, Mies continua influyendo en la arquitectura y diseño contemporáneo. Si bien el minimalismo como tendencia estética abarca una amplia gama de expresiones, sus principios convergen y se asemejan bastante a la visión que van der Rohe proyecta en su obra. Como corriente artística, el minimalismo busca reducir al límite los elementos que comprenden un objeto. Se habla entonces de la simplificación de las cosas, a través de la máxima supresión de decoraciones y accsesorios. Utilizando geometría elemental rectilínea, volúmenes puros y colores generalmente opacos. Se busca eliminar toda alusión simbólica y proyectar lo puramente esencial. De esta manera, se trata de una corriente artística que elude todo contagio sensualista que vaya más allá de la pura percepción de formas, plasmando solo las parte fundamentales. Si bien el minimalismo como tal hace referencia a una visión estética del mundo, su significado puede tener connotaciones deontológicas. Entendiendo este concepto como una filosofía de vida que propugna centrarse en lo importante y eliminar o reducir lo innecesario para ser feliz y alcanzar la realización personal, el minimalismo se presenta como una herramienta práctica para objetivos concretos y desarrollar habilidades. Sin duda alguna, esta manera de concebir la vida responde como alternativa al estilo de vida consumista predominante en la sociedad occidental. Sin embargo, no se trata de una vida ascética e inflexible, sino más bien de enfocarse en lo importante y de ser conscientes de las influencias, tanto materiales como intangibles, que penetran en la vida personal. Por lo tanto se trata de vivir únicamente con aquello que se considera esencial, identificando lo que realmente importa al individuo y eliminando todo lo sobrante.
Hoy en día el sistema económico pone al alcance de las personas todo tipo de productos y bienes para el consumo. Si bien el consumo como concepto no hace referencia a nada malo o perjudicial, el problema llega cuando esta actividad se vuelve patológica y obsesiva. El consumismo, o esa tendencia exagerada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios, es algo que caracteriza a las sociedades modernas occidentales. Resulta innegable que en la actualidad vivimos en un mundo lleno de cosas innecesarias y desechables. Día a día los medios y publicidad nos bombardean con innovaciones y artículos inéditos. Esta sobreproducción y compra inmoderada han venido a suponer un despilfarro y desperdicio enorme. Solo en los Estados Unidos se derrochan 40 millones de toneladas de alimento, siendo esta una cifra alarmante. En medio de tanto pareciera entonces que una vida más simple y austera nos vendrían bien a todos. El conocido refrán: “No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita” alude a este mismo principio y recuerda que la verdadera felicidad y paz interior no se alcanza con una ambición desmesurada o la posesión excesiva de bienes materiales. Así el minimalismo viene a recordar cuál es, en esencia, el verdadero propósito de la vida, desmintiendo aquellas mentiras que nos vendieron y que inconscientemente compramos.
Anika Lorenzana