Te prometo ir a Cuba

Mi abuelo siempre quiso ir a Cuba. Me enteré un día que estaba en el supermercado junto a mi mamá. Era el 2008 y acababa de ser el sorteo de la eliminatoria para el Mundial de Sudáfrica 2010. Mi abuelo llamó y le  contó a mi mamá que Cuba había quedado en el grupo de Guatemala. Cuando mi mamá colgó me dijo que mi abuelo quería llevarme a ver el partido a La Habana.

Yo nunca había ido al Mateo Flores. Fui con mi abuelo a ver el primer partido de la fase de grupos contra Estados Unidos. Jugamos como nunca pero perdimos como siempre. El árbitro nos robó un partido que debimos haber ganado. Yo no perdí la fe en que la selección podía recuperarse; pero mi abuelo la vio venir, nos iban a eliminar igual que siempre.

Él no quería ir a Cuba solo por el partido, mucho menos por las playas. Un profesor de vocación, admirador de casi cualquier revolución de izquierda no podía esconder sus simpatías por el régimen de los Castro. Siempre me habló de la lucha de los Chávez y los Kirchner en contra de las multinacionales explotadoras, y yo siempre lo escuché atento. Quería conocer esa Cuba “con cero analfabetismo”, “con salud gratis” y “sin pobreza”. Yo tenía doce años, creo que solo quería ir  a ver el partido y a conocer otro país.

Mi primera interacción con un cubano fue este año. Danilo Maldonado, o más conocido como Danilo “El Sexto” llegó a la Universidad Francisco Marroquín, y realizó una magnífica obra de arte. Cuando le preguntamos por la educación nos dijo que en Cuba no hay educación de ningún tipo, solo un adoctrinamiento que endiosa a los Castro. Yo me pregunto: ¿de qué sirve ser médico o ingeniero si voy a ganar más con las propinas siendo taxista? En cuanto a la salud, nos dijo, y cito: “en Cuba no hay salud”. No dijo mucho más de la salud, esa frase lo resumió perfectamente. ¿Y de la pobreza? Claro que hay pobreza, en Cuba los ricos son los que gobiernan, mientras los demás apenas tienen comida. Lo mejor que el Estado les da es pollo; la carne y el pescado están reservados para la élite expoliadora. Sí, en la isla de Cuba casi nadie come pescado porque el Estado ya no tiene plata para darlo.

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Imagen: http://noticias.ufm.edu/index.php/Develado_el_graffiti_pintado_por_El_Sextohttp://noticias.ufm.edu/index.php/Develado_el_graffiti_pintado_por_El_Sexto

El viernes conocí a dos cubanos más. Se trata de Yoani Sánchez y Reinaldo Escobar, fundadores del diario digital 14ymedio. Dos cubanos que irradian alegría y esperanza, a pesar de la difícil situación en la que están. Dirigen un medio de oposición en uno de los países donde menos libertad de expresión existe. De hecho, según el Índice Mundial de la Libertad de Prensa 2016, Cuba se encuentra en el puesto número 171 de 180 países evaluados.

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Imagen: https://rsf.org/es/clasificacion

En resumidas cuentas, nos contaron a los presentes que tuvieron que poner su sitio en un servidor en España, puesto que el Estado no les permitió usar un servidor cubano. Nos confirmaron lo mal que se vive allá y el miedo que les inculca a los cubanos desde pequeños, a tal grado que muchos “ni siquiera saben que lo que sienten es miedo”.

Pero hubo dos cosas que mencionaron que me impactaron mucho. La primera fue cuando le pregunté a Reinaldo porqué creía que ningún país de América Latina hace nada con respecto a las violaciones de DDHH en Cuba. Él me dijo que los Castro tienen tanta influencia sobre muchos grupos de izquierda en el continente que los gobiernos prefieren no meterse con ellos para evitar problemas. La segunda la contó Yoani. Nos compartió que una de las peores cosas que le puede suceder a una madre que acaba de dar a luz en un hospital cubano es que el bebé nazca con bajo peso. Cuando eso sucede se le obliga a la madre a quedarse el hospital junto al bebé hasta que llegue al peso que consideran óptimo. Mientras tanto a los familiares les toca llevarle a la madre los alimentos, ropa, un ventilador y hasta el enchufe para conectar dicho ventilador, puesto que ni eso sirve en los hospitales del paraíso progre. Lo que termina sucediendo es que las enfermeras alteran los registros de los pesos de los bebés a cambio de dinero en efectivo que reciben de las familias desesperadas que quieren sacar a la madre lo más rápido posible del hospital. Sí, en Cuba se venden hasta las onzas de los bebés.

Yo animo a todos los cubanos que están haciendo algo por lograr que su país sea libre. Una Cuba libre y una América Latina menos progre y más desarrollada es una lucha constante. A ellos les digo: la tensión democrática interna que existe en su país pronto llevará a que la dictadura deje de ser una realidad.

A mi abuelo le prometo ir a Cuba con la foto que tengo de él en mi billetera y usar la loción que mi tío trajo de su visita a finales de los noventas.  Le prometo ir a Cuba y verla con otros ojos, no centrarme en ir a la playa y la fiesta; sino más bien intentar ir a un hospital y platicar con los locales de su realidad. Te prometo ir a confirmar que en algo te equivocaste, no podías ser perfecto.

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Luis Fernando Salazar Rosas

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