El presidencialismo sin presidente

Guatemala es un país con una tradición presidencialista fuerte en el que vemos al presidente como el mayor tomador de decisiones dentro del sistema político. A lo largo de la historia latinoamericana los gobiernos más estables han sido aquellos en los que el presidente ha ejercido con fuerza y decisión el liderazgo y por tanto ha logrado moderar los intereses de los grupos de presión, para guiarlos hacia un mismo objetivo: el desarrollo de la nación.

La fuerza con que estos presidentes han ejercito sus decisiones, ha generado certidumbre de las decisiones futuras, la cual ha promovido inversión y por tanto sus países se han desarrollado. Ha existido la certeza jurídica necesaria.

La inestabilidad política ha iniciado cuando ese papel presidencial no se ha ejercido con el liderazgo suficiente; entendiendo liderazgo como la capacidad de incidir en las decisiones del congreso y de los grupos de interés (empresarios, sociedad civil, comunidad internacional) para que sus decisiones sean respetadas y se hagan.

Hoy día en Guatemala no existe ese liderazgo en el presidente Jimmy Morales. No posee el poder político suficiente como para influir en los demás poderes que intentan satisfacer sus intereses. Esto explica por qué ha tomado decisiones y luego de la presión se ha rajado: en el desfile del ejército en las calles, en la Ley Electoral, en la reforma tributaria y en el reciente Estado de Prevención.

Las decisiones ejecutivas ya no se consultan con el presidente, sino con la embajada de Estados Unidos, la CICIG y otros grupos de interés. Esto no habla bien de nuestro sistema político, porque el hecho de que no se respeten los procesos institucionales del Estado genera incertidumbre; la cual desincentiva la inversión en el país y nos mantiene estancados en cuanto a desarrollo.

El hecho de que Jimmy Morales no tenga la fuerza y certeza al tomar las decisiones que le competen, está generando incertidumbre porque no se sabe al interés de quién responderá: ¿de la embajada? ¿del sector industrial? ¿de su rosca política? O ¿de las demandas ciudadanas (no limitadas)?

Margaret Thatcher decía: «Si un político sólo quiere popularidad, estará dispuesto a ceder en cualquier cosa, en cualquier momento, y no logrará nada.» Jimmy no logrará nada.

Guatemala para superar su crisis política necesita no solo certeza jurídica, sino también un liderazgo fuerte que genere certidumbre en cuanto a las decisiones futuras y fomente la inversión que nos haga progresar como nación. Necesitamos un presidencialismo con presidente.

Diego Monterroso

Un comentario en “El presidencialismo sin presidente

  1. De entrada el artículo muestra una falta de conocimiento sobre el sistema guatemalteco; hay que ser muy superficial para decir que en Guatemala hay un presidencialismo fuerte. Cuando es a todas luces evidente que tenemos un Presidencialismo atenuado, en palabras de Dieter Nohlen.

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