Resignarnos a NO entender

Diego Monterroso

Estudio Ciencia Política y aunque no lo crean, ¡es una ciencia! Nos dedicamos a entender las relaciones del poder, entendiendolo como la capacidad de hacer y de lograr que alguien haga algo. Ya lo comprendemos y eso nos da “el poder” de entender más sobre él y predecirlo (que es el fin de toda ciencia: predecir con un mayor grado de exactitud).

Nuestra ciencia es catalogada como una ciencia social. Ello implica que es menos rigurosa y menos predictible, comparada con las ciencias naturales (ciencias duras). Desde los inicios de mi carrera, acepté la creencia de que por estudiar a la sociedad, nuestra ciencia es mucho más compleja que las naturales. Esta ha sido una auto-justificación de los politólogos para el poco avance que hemos tenido en la materia.

A pesar de ello y he aquí el punto de lo que escribo, eso es un paradigma. El paradigma nos induce a creer que las ciencias sociales están condenadas a ser inexactas, mientras que las naturales son exactas, por su objeto de estudio y que por lo tanto debemos de resignarnos a  no entender los hechos sociales. Son muy complejos.

Mi planteamiento es que ambas ciencias son igual de inexactas. La complejidad de la sociedad, la naturaleza la presenta, pero eso no ha limitado a los científicos a entenderla. No debemos de resignarnos a no entender a la sociedad, cada vez la comprenderemos con más exactitud que antes.

El que un suceso no pueda repetirse para comprobar nuestras hipótesis por la infinidad de variables a determinar, limita nuestro campo de estudio, pero no implica que nuestra ciencia esté condenada a la inexactitud.  Las ciencias naturales fueron igual de inexactas que la nuestra y hoy son menos. Nuestra ciencias también lo serán menos.

Los científicos somos esos exploradores intrépidos, descubridores de lo desconocido. Somos ese astronauta que pisa por primera vez un planeta, somos ese pensador que descubre un modelo explicativo a un fenómeno social. Tanto el matemático, como el físico y químico, como el sociólogo y el politólogo vamos en ese camino interminable del saber.

La afirmación negativa “no lo entiendo” tiene una validez relativa a su tiempo. En el presente es una afirmación, en el futuro es una interrogante y en el pasado es una falsedad. Es decir, entenderemos lo incomprensible.

No nos hemos resignado a entender, porque el saber de la verdad es un hecho abierto y no un logro definitivo. No debemos resignarnos, porque sí podemos entender.

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