Daniela Sánchez
Srta. Alicia Michelle Avenida de los sueños perdidos y de las fantasías acumuladas Habitación 123
Guatemala, 19 de agosto de 2016
Noche, eterna acompañante Directora de las historias extraordinarias Calle 25 de la confusión, oscuridad y tristeza Entre la puesta del sol y el amanecer.
Noche, ¿qué no entiendes que eres cruel conmigo?
Cada vez que llegas me haces pensar, como éramos nosotros. Esos dos jóvenes, esperando con locura que llegaras para que secretamente habláramos y nos acompañáramos mutuamente. Disfrutando la compañía de cada uno, de esas largas e interminables conversaciones por teléfono.
Noche, aún recuerdo esconderme bajo las sábanas para que el volumen de mi voz no se oyera fuera de mi habitación, de manera que mis padres no se enteraran lo que hacíamos cuando tú llegabas. Aún recuerdo, cuando corría hacia mi cuarto para hablar con aquel muchacho, que me acompañaba y me enamorada cada vez con su dulce voz.
Solo éramos dos jóvenes, experimentando por primera vez lo que era estar profundamente enamorados.
Ahora, cada vez que llegas, no me comen las ansias por hablar con el muchacho, aquel. Ahora, la soledad me invade, los recuerdos me invaden, la curiosidad de querer saber de ese mundo, que antes me resultaba ser tan mío y que ahora me resulta ser tan desconocido, me invade.
Me haces pensar, si también, cada vez que llegas a ese mundo, pasa exactamente lo mismo; si esos recuerdos y sueños -que nunca se llegaron alcanzar-, lo invaden de forma violenta, tanto como en el mío.
Solo tú sabes perfectamente, qué es lo que pasa en ese mundo cuando llegas. He de decirte, que me da temor saber que haya alguien más que se encuentra esperando con él, ansiosamente, a que llegues; porque eso se significaría, que … (suspiro). Lo siento, no puedo escribirlo, y con solo pensarlo, mi mundo se empieza a desmoronar.
Noche, a ese muchacho que ya no miro, posiblemente, que ahora desconozco; que ya mis dedos no podrán tocar de una manera sutil su rostro para decirle, secretamente que lo amo; que ya no podré probar -de nuevo- esos besos de su boca; y que ya no podré oler ese perfume tan único, que sentía al recostarme en sus hombros. A ese muchacho, quiero dedicarte, para que tal vez uno de aquellos recuerdos lo invadan, y sus ojos se empañen; y seas tú, su cruel compañía.
Atentamente,
La que te escribe siempre, Alicia.
Fotografía por: ROYKAHMANN.
Obtenida en: http://roykahmann.tumblr.com/post/27564144558/brett-weston