Charleston, South Carolina

Luis Fernando Salazar Rosas

«I know these  will all be stories someday. And our pictures will become old photographs. We’ll become somebody’s mom or dad. But right now these moments are not stories. This is happening. I am here and I am looking at her. And she is so beautiful. I can see it. This one moment when you know you’re not a sad story. You are alive, and you stand up and see the lights on the buildings and everything that makes you wonder. And you’re listening to that song and that drive with the people you love most in this world. And in this moment I swear, we are infinite.»  (Stephen Chbosky- The Perks of Being a Wallflower)

Mi viaje a Charleston comenzó el 20 de julio. Estábamos con Javier en un Starbucks de Dunwoody, Georgia. Él estaba estudiando para su último examen del semestre; yo estaba viendo “Colonia”, una película que Daniela me había recomendado la noche anterior. Aun no habíamos decidido a dónde ir ese fin de semana. Con el tiempo libre que tenía empecé a buscar cuánto tiempo nos haríamos de Atlanta a New Orleans, Washington DC y Nueva York. Ninguna nos convenció, todas por la distancia.

22 de julio de 2016: Ya era tarde. Decidimos que teníamos que buscar a dónde ir. Se nos ocurrió Daytona Beach. Yo la verdad no quería ir a Florida, quería conocer un Estado más. Nos decidimos por Myrtle Beach, Carolina del Sur.

Luego, llegó Gio, un amigo mexicano que se fue con nosotros. Dijo que no fueramos a Myrtle Beach, que ahí no había nada. Al final, por su recomendación, salimos rumbo a Charleston a la 1AM.

Casi todo el camino nos fuimos escuchando música de Reik y Camila. Sí, Gio llevaba el control de la música. Daniela hizo de contrapeso y puso música de grupos colombianos. Alejandra, Daniela y yo nos dormimos al ritmo colombiano. Seis horas después, llegamos a Charleston, justo al amanecer.

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6:46 AM

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Admiramos la arquitectura del lugar. Charleston es una de las ciudades mas antiguas de los Estados Unidos. Caminar por las calles de esta ciudad es sumamente agradable. Me sentí más en el Caribe que en Estados Unidos.

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Todas las paredes de esta casa parecen llorar

Luego, fuimos al puerto del que salen cruceros a muchas islas del Caribe. Una de las pasajeras que estaba llegando de las Bahamas me dijo que seguramente era más barato irse un fin de semana al Caribe que lo que había pagado por mi boleto de Guatemala a Atlanta. Unos días después confirmé que tenía razón. Mientras tanto, Javier se fue a meter a una fuente que está en downtown. 

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Estuvimos en un mercado que era de muchas cuadras. Después de que yo comprara un llavero, fuimos a la playa.

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Al regresar a Atlanta, me sentía entre relajado y extremadamente agotado. De todas formas, fuimos a celebrar el cumpleaños de Javier al mejor club de la ciudad. Así es como te das cuenta lo afortunado que se es al ser joven y saludable, te sentís infinito.

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