¿Y si me hubieran abortado?

Luis Fernando Salazar Rosas

Mi mamá y mi papá nunca estuvieron casados. Soy resultado de una relación de personas relativamente jóvenes, que apenas estaban estudiando y empezando a trabajar.

Este es uno de los escenarios bajo el cual se defiende el aborto. Un embarazo no planificado de una pareja de relativamente no muchos recursos. “¿Qué tal si se vuelve marero?” “¿Y si sus padres lo abandonan?” “De todas formas la mujer puede hacer con su cuerpo lo que quiera.”

Yo digo: ¿y qué tal si no? Probablemente no estoy aquí para ganarme el Nobel o el Pullitzer, pero estoy convencido que vine a cambiar la vida de muchas personas. Lo confirmé el día que mi abuelo falleció. Ese día, el peor día de mi vida hasta el momento, la gente que llegó por mí no cabía en la sala en la que estábamos.

Ahora que estoy a punto de graduarme de la universidad, estoy en la posición correcta para seguir con el legado de mi abuelo materno, y de Federico Salazar, mi bisabuelo paterno, que escribió la exposición de motivos del Código Civil de la República de Guatemala.

El mensaje concreto es el siguiente: el individuo que está en el vientre puede venir a cambiar el mundo. Quitarle la posibilidad de hacerlo no debe ser tomado a la ligera.

A pesar de la exposición que acabo de hacer, considero que en el tema del aborto se deben de evitar posiciones radicales. Creo que, en el caso de una violación o de que la vida de la madre corra riesgo, sí le debe dar la posibilidad a la mujer de elegir.

En el caso que sea por huir de su responsabilidad, no estoy de acuerdo. La responsabilidad individual siempre se debe de tomar en cuenta. También se debe evitar creer que la gente no sabe las consecuencias de sus actos, esa es solo una excusa para no hacerse cargo. Además, al legalizar el aborto por cualquier causa, se podría generar el incentivo perverso de dejar de usar métodos de protección, llevando, inclusive, hasta un aumento de las enfermedades de transmisión sexual.

Nos debemos enfocar en la planeación familiar. Es inaudito que en pleno siglo XXI el sexo siga siendo un tabú en nuestra sociedad. A los jóvenes se les debe enseñar sobre su propia biología de una forma más clara, y se les debe enseñar a utilizar correctamente los métodos anticonceptivos.

Es erróneo seguir creyendo que “uno debe tener los hijos que Dios le mande”. Qué fácil defender esa posición siendo un religioso con todos los recursos. Es necesario erradicar ese pensamiento de nuestra sociedad para que no sigamos aumentando nuestra población de forma exponencial sin que haya más oportunidades económicas.

foto-con-mama

Fiesta de Graduación Colegio Internacional de Guatemala (2013).

Viaje a Tegucigalpa con mi papá. (2016)

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