Ale Bonilla
Tengo miedo.
No sé si
de ti,
de él o
de mí.
Pero pareciera que estoy encadenada a sentirme así.
Sola, herida, usada. Y me odio por no poder superarlo.
Tengo miedo, porque cada vez que se acercan a mí o apagan las luces es como si
mi cuerpo
estuviera
cayendo en
el abismo de sombras
que el dolor y mi mente crean cuando colisionan.
Tengo miedo a no ser tan valiente como mi madre, a no ser más fuerte que su inmunda silueta, a no ser libre de su inexistente tacto sobre mi piel.
Tengo miedo.
Eso hace a mis huesos temblar, a mis músculos contraerse y a mis nervios explotar por el pánico que atraviesa mis órganos cada vez que alguien me sonríe;
y estoy cansada, ya que todo esto es porque tengo pavor a vivir aun sabiendo que yo misma poseo la osadía para vencerlo.
Pero…tengo miedo.
Definitivamente de ti.
Definitivamente de él.
Definitivamente de mí.
Así que, al menos espero alguna vez encontrar tu rostro entre la oscuridad
para poder gritarte cuánto te odio y
para poder gritarte cuánto quiero perdonarte.
Tengo miedo, mas te juro que algún día dejaré de sujetarme a él y me aferraré a mí misma.
Algún día;
tú, maldito,
ya no serás dueño de mis pesadillas.