Daniela Sánchez
Los pasillos anchos y oscuros, el silbido del viento, ahora, es lo único que me hace sentir que no estoy tan sola, como lo había pensado.
Las hojas de los árboles caen al pavimento.
Parece ser que el otoño se anticipó.
Y yo, aquí sentada, en una banca a la mitad del pasillo.
Tal vez esperándote … tal vez, solamente, viviendo en un pasado.
Todo se encuentra tan solitario, lo cual propicia que los recuerdos retumben en mi mente.
Cada tarde, ahora, parece una tormenta de memorias pasadas y de deseos que nunca se lograran materializar.
Este no era el plan que tenía para nosotros.