Guatemala es un Estado que ni nos defiende, ni nos deja defendernos. A pesar de que la violencia ha ido en disminución, es evidente que Guatemala no puede ser considerado como un país «seguro». Es difícil determinar las causas de la disminución de la violencia, pero lo seguro es que el gobierno pareciera no tener una estrategia muy clara para combatirla. Ante un evidente fallo de las autoridades en materia de seguridad ciudadana, el Estado guatemalteco pone trabas innecesarias para que las personas que están en su territorio se puedan defender de actos criminales por su propia cuenta.
Mi interés por la situación de la portación de armas en Guatemala empezó hace unas semanas, mientras cenaba con unos amigos. Uno de ellos nos contó que había averiguado los requisitos para poder portar un arma. Lo divertido fue que cuando llamó a la Dirección General de Control de Armas y Municiones (DIGECAM) le dijeron que si la Policía lo detenía en el trayecto entre la ubicación donde quería comprar el arma y la ubicación de dicha institución, sería sujeto de cargos penales. Suena ridículo, ¿o no?
Para poder obtener una licencia de portación de armas, se debe realizar una evaluación teórica sobre conocimientos de la Ley de Armas y Municiones. En el artículo 72 de esta ley, se establecen los requisitos para poder obtener la licencia de portación de armas. En el artículo 80 de la misma ley, se establece que no se le puede dar una licencia de portación a menores de 25 años.
Además de todo lo que se tiene que gastar en los trámites para obtener la licencia de portación, los aranceles para importar armas y sus productos relacionados son relativamente altos. Los aranceles para importar un arma o un producto relacionado están entre el 15 y 10%. Esto evidentemente incrementa el costo local para comprar un arma. El hecho resulta más llamativo si se compara con el arancel de El Salvador, que llega hasta un 30%. A pesar de que el arancel es más alto, el país vecino es mucho más violento que Guatemala.
Fuente: Sistema Arancelario Centroamericano 2016
Lo que provoca tanta regulación y costos para portar un arma es dejar a los ciudadanos desprotegidos. Es ingenuo creer que un delincuente va a tener menos incentivos de poseer un arma mientras el Estado imponga más requisitos. Considerando que los criminales de todas formas obtienen las armas por medio del tráfico ilegal, y que no respetan las restricciones de la ley, son ellos los que terminan siendo favorecidos porque cada vez sus son más las potenciales víctimas que están desarmadas.
Los constantes asaltos y la elevada cantidad de extorsiones, aparte de estar relacionadas con la falta de un Estado de Derecho que asegure el castigo, están relacionadas con las expectativas del delincuente. A la expectativa que me refiero es la probabilidad de que su víctima tenga un arma para contraatacarlo. Si la probabilidad de que un automovilista o un vendedor en un mercado tenga un arma es baja, es más probable que el delincuente se atreva a robarle el celular o a cobrar una extorsión.
La situación se torna mucho más molesta luego de ver cómo una jueza dejo libres a los pandilleros que salieron en un vídeo alardeando sus armas. El problema en Guatemala está relacionado con la protección constante del delincuente, y la criminalización del que busca defenderse.
Foto: Prensa Libre
Para hacer una comparación, en el caso de los Estados Unidos, está registrado que no todos los Estados que tienen las leyes de control de armas más «duras» son los que menos violencia reportan. Lo que demuestran los datos es que tener leyes estrictas de control de armas no necesariamente implica que se genere menos violencia.
En cuanto a tiroteos masivos, sucede algo parecido. Los tiroteos masivos más mortíferos entre 1984 y 2016 en Estados Unidos fueron en: Orlando, Florida (2016); Blacksburg, Virginia (2007); Newtown, Connecticut (2012); Killeen, Texas (1991); San Ysidro, California 1984); San Bernardino, California (2015); Edmond, Oklahoma (1986); Fort Hood, Texas (2009); Binghamton, Nueva York (2009) ; y Aurora, Colorado (2012).
Como se puede ver, cuatro de los diez tiroteos más mortales han sido en Estados que históricamente han tenido controles estrictos de armas. Si consideramos que los Estados con menos controles de armas son: Louisiana, Mississippi, Arizona, Kentucky, Wyoming, Missouri, Alaska, Dakota del Sur, Vermont y Kansas, queda demostrado que el tener leves controles de armas no ha provocado que alguno de estos Estados esté involucrado en los peores tiroteos entre los años mencionados.
En la lista de países con más armas por cada 100 mil habitantes están países como: Suiza, Suecia y Noruega. Uruguay el único país de ésta lista que también aparece entre los diez que más muertes por armas registraron en 2016. Por tanto, es incorrecto creer que a más armas, habrá más asesinatos provocados por armas.
Países con más armas por cada 100 mil habitantes (2016)
Países con más muertes relacionadas con armas (2016)
Regresando al caso de Guatemala, lo que nos debemos cuestionar es: ¿por qué debo pagar un precio más alto por la imposición de aranceles para un producto que ni se produce en Guatemala? ¿Qué diferencia hay un ciudadano responsable a los 18 años y uno irresponsable a los 25? ¿Está consiente el gobierno y las organizaciones que se oponen a la portación de armas que el criminal de todas formas va a tener un arma, sin importar cuántas regulaciones se impongan?
Los controles de armas no son panacea. De nada sirve tanta regulación si el Estado de todas formas no tiene la capacidad para aplicaras.
Tomando en cuenta que no es recomendable vender armas como se venden tomates, si estoy seguro que el Estado debe ciertas regulaciones y controles. No estoy proponiendo un descontrol total sobre la portación de armas. Lo propongo es quitarle los aranceles a la importación de armas. Con esto, se bajaría el costo de las mismas, y más personas podrían tener acceso a ellas de forma legal.
Si el Estado guatemalteco no va a proteger la vida de sus ciudadanos, debe facilitarles la posibilidad de que ellos mismos lo hagan. Es necesario que se facilite el acceso a armas de forma legal lo más que se pueda. De todas formas, el delincuente que quiera obtener una la va a conseguir por medio del mercado negro, sin el permiso de ninguna autoridad gubernamental.