Aerometro: un análisis objetivo

El 19 de abril se publicó una noticia en Prensa Libre titulada “Aerometro: solución al tráfico en la metrópoli que podría implementarse pronto”. La noticia básicamente explica el proyecto que desea implementar la municipalidad capitalina en su búsqueda por solventar el grave problema de tráfico vehicular existente y la mejora del precario sistema de transporte.

De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno.

Intentar solventar el problema vehicular y de transporte con esta medida no es eficiente. ¿Cómo llegarán las personas a las estaciones? Utilizando el servicio público vigente. El problema debe solucionarse a fondo. La manera más óptima de lograrlo es desmonopolizando el sistema de buses urbanos en el país. Si en dado caso la competencia no estuviera limitada por la ASOPAGUA, que además posee un subsidio, los precios bajarían, la seguridad mejoraría dentro de los buses, existirían más opciones de movilización, etc.

¿Será necesario invertir una gran fortuna en la elaboración de dicho proyecto?, ¿Es está la forma más eficiente de solucionarlo? No, esta medida solo eleva los costos por los cielos, literalmente. El dinero a invertirse puede ser utilizado en un conjunto de políticas públicas mejor elaboradas. Es más factible, por ejemplo, reparar y mejorar la infraestructura vehicular, señalización, paradas de buses, planes de logística y proyectos de mejora en cuanto a urbanización.

Por otro lado, se argumenta la existencia de un proyecto similar en Bolivia o en Medellín, Colombia que ha dado buenos resultados. Ahora bien, que funcione en dichos países no implica que lo haga en Guatemala. Un ejemplo de ello es otro megaproyecto de la municipalidad, el Transmetro. Este proyecto se inspiró en el TransMilenio de Colombia, sin embargo, ha requerido altos subsidios gubernamentales y es prácticamente insostenible por si solo. ¡Por cierto! el Transmetro no hubiese sido necesario si se desmonopolizara el sistema de transporte público y el dinero se utilizara eficientemente.

Jorge Benavides, en su columna Anticorrupción ¿y después qué más?, establece tres componentes que debe considerar una gestión pública moderna: transparencia, pertinencia y eficiencia. ¿Es el megaproyecto Aerometro una gestión pública moderna? Yo considero que no y reitero de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno. Seguramente la intención del proyecto no es mala y posiblemente beneficiará a un considerable conglomerado poblacional, pero existen medidas más baratas y pertinentes que esta.

Es compresible que el gobierno busque realizar políticas públicas visibles para mejorar su percepción ante la sociedad. No obstante, tras bambalinas, disfrutan recibir las grandes cantidades de dinero por parte del monopolio de servicios de transporte público; rentseeking en todo su esplendor. Guatemala necesita una gestión pública moderna y no buenas intenciones.

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