El día que vi la noticia de lo sucedido en correccional para menores de edad «Las Gaviotas» tuve pesadillas. Soñé que mataba a un familiar y que, al no sentir nada de culpa, sufría por dentro con desesperación.
No entendí por qué soñé eso si mi primera reacción, al igual que muchos guatemaltecos, fue de furia, enojo y venganza. Es inevitable mostrar nuestra «extrema derecha» al ver cómo menores de edad se comportan a tal punto que parece que no tienen uso de razón, su salvajismo nos provoca pensar que no son seres humanos y que personas así no pueden aportar nada a la sociedad.
Hoy no vengo a debatir los derechos humanos ni el bien común, pero sí a tratar de dar una explicación de su comportamiento. Todo tiene su causa y en este caso no estoy llamándoles víctimas del sistema, pero es obvio que son así por la vida que han llevado, el trato que han recibido y las personas con las que pasan a diario.
Para quienes dicen que el hombre es capaz de decidir siempre y sobreponerse a todo, no es verdad. Eso te lo va dando la madurez (y no siempre ni necesariamente) y está claro que un adolescente sin educación puede saber muy poco de eso. Disculpen pero el sentido común no puede educar a alguien que solo conoce la delincuencia para sobrevivir, que es sometido a niveles de estrés enormes en la prisión y no tiene quién se preocupe por él realmente.
Mi punto es que muchas veces el entorno puede sacar lo peor de nosotros. Si cualquiera con un día lleno de tráfico, ruido, quehaceres y dolores físicos puede responder de mala gana o explotar con quienes más quiere, ¿Cómo esperamos que actúe un adolescente de estos? Es obvio, como los demás. Desde el punto de vista psicológico se sabe que los comportamientos son dados por incentivos. Estos muchachos no reciben NADA de comportarse decentemente. Eso no hará que les den una cama limpia, no conseguirá que les traten sin insultos y tampoco les asegurará una comida decente.
Yo no estoy diciendo que lo merezcan todo tampoco, pues son delincuentes. Sin embargo, cualquiera que tiene a un niño castigado sabe que si hay que darle la oportunidad para que enmiende su comportamiento y así pueda merecerlo. Sin la mínima posibilidad solo obtenemos desesperación y medidas cada vez más salvajes. Yo imagino que cualquiera que no es delincuente y es encerrado allí, se vuelve uno en cuestión de semanas.
No basta tener buena intención, que no estoy diciendo que ellos la tengan. Pero les estamos tomando a todos como un conjunto y no como individuos. Ellos sí son humanos y eso quiere decir que responden a los mismos incentivos que ustedes y yo. Quieren sentirse amados, quieren sentirse útiles, quieren asegurarse de que no les harán daño, necesitan estabilidad. Incluso cuando ellos mismos no saben que quieren eso, eso es lo único que les dará paz.
Cometemos un daño grave al responder de forma salvaje diciendo que «maten a todos porque no valen nada». No podemos obviar las causas que los llevaron a ese límite del comportamiento humano, porque de otra forma estamos financiando centros que convierten a delincuentes en salvajes sin resto alguno de ser humano.
En lo personal me he encontrado en situaciones donde no puedo controlar bien mis emociones y termino haciendo mucho daño. No imagino siquiera que será estar allí dentro y que todo te rete cada segundo a sacar lo peor de ti. Ellos no son privados de libertad, son privados de sí mismos y de cualquier oportunidad de corregirse. No podemos esperar nada menos que el vandalismo que hicieron en televisión nacional.
Las causas de todo importan y antes de exigir que se haga una cosa o la otra hay que entender los motivos y cambiarlos, de otra forma los resultados nunca serán distintos.