Me sorprende lo mudo que me habla, lo ciego que me mira y lo abstracto que me abraza, cuando lo hace.
Me sorprende que esto me sorprenda a mí a estas alturas, alturas en donde me dejo caer sabiendo que no hay tope allá abajo. La incomunicación no tiene tope, solo hunde y hunde. Me sorprende que le digamos amor a esta distancia voluntaria, me sorprende que nadie diga nada acerca de no decir nada. Quiero hacerlo parte de mis sueños y anhelos, quiero que sepa quien soy, qué es lo que me mata y me hace vivir, quiero que deje de decir que me conoce cuando la rutina nos ahoga a ambos, el silencio nos ahorca mientras decimos sonreír. Quiero que sepa por qué soy su hija y quiero saberlo mi papá, no solo por la biología y demás.