Hace unos meses escribí sobre lo indignante que es ver a jóvenes de tan corta edad realizar actos inhumanos.  Lo sucedido hoy en el hospital Roosvelt me deja perplejo. Es sorprendente enterarse de hechos y situaciones que verdaderamente hacen tambalear la fe de quienes buscamos luchar por una Guatemala mejor.

El valor que tienen sobre la vida estos jóvenes sicarios es nulo. La gente que realizaba visitas al sistema de salud, ahora lo hará con miedo. El día de hoy marcará la historia de Guatemala para siempre. Las declaraciones del director del hospital sobre como ya no atenderá reos son totalmente comprensibles. El presidente y su gabinete están frente a una crisis casi inmanejable donde neutralizar estos actos delictivos e inhumanos es algo tan complicado como encontrar una aguja en un pajar.

Ante toda esta lamentable situación, ¿dónde están los derechos humanos?, ¿qué opinión tendrá el procurador ante la masacre que hoy presenciamos el resto de ciudadanos?, ¿qué palabras de aliento tendrá para las familias que perdieron a un ser querido que estaba trabajando honradamente?, ¿quién estará disputo a defender a estos delincuentes que sin piedad atentaron en contra de los hoy fallecidos?

Debo rescatar que no busco proponer que se reactive la pena de muerte, ese es otro tema aparte. Sin embargo, ante estas situaciones, el peso de la ley debe caer sin detenimiento sobre estos seres que no tuvieron piedad en contra de gente inocente. Los encargados de los derechos humanos deben darse cuenta de la sed de justicia existente en el país y el entorpecer estos procesos es lo que menos se necesita. Tampoco se debe olvidar que estos asesinos no actuaron solos, hay que realizar una búsqueda deliberada y detallada de ver quiénes están atrás de estos hechos.

Guatemala tiene un sin fin de crisis, pero seguramente la más lamentable es la de la ineficiencia existente entorno a la justicia y el imperio de la ley. A esto, hay que sumarle el descontrol del actual sistema penitenciario, donde nuestras autoridades ni siquiera tiene la capacidad de controlar a los menores de edad. El gobierno de Guatemala tiene una difícil tarea que realizar, deben actuar de la mejor manera para evitar las tragedias que han vestido de luto al país.