Placebo: (s.) sustancia que carece de un efecto curativo, pero que produce un efecto psicológico de mejora en la persona que lo recibe. Fuente
En Guatemala es común querer atraer inversión para un sector de la economía por medio de exoneraciones fiscales. Se puede ver desde las maquilas y call centers, hasta con los ganaderos.
La competitividad generada por medio de exoneraciones fiscales es solo al corto plazo. No se puede desarrollar sectores económicos competitivos únicamente quitándoles impuestos.
Debido a que dichas exoneraciones tienden a ser temporales, la amenaza se presenta cuando se tiene que decidir si renovar (o no) la política pública que favoreció a un sector. Se termina aprobando renovaciones a la carrera, con tal de que no se pierdan los empleos generados por las industrias exentas de impuestos.
Un cuestionamiento es: ¿por qué se les tienen que renovar los beneficios fiscales, si supuestamente ya tuvieron un período para volverse competitivos? Lo que sucede es que cualquier país les puede ofrecer iguales o mayores exenciones de impuestos de la noche a la mañana, por medio de una ley. Los sectores favorecidos pasan a tener un alto poder de negociación, considerando que se pueden mover a cualquiera de nuestros países vecinos, si se les presenta la oportunidad.
Así es como se puede ver el cortoplacismo que representa querer volver competitivo a un sector únicamente por medio de exoneraciones de impuestos. Entonces, ¿qué es lo que genera competitividad a largo plazo? La mejor política pública para promover la competitividad a largo plazo se debería centrar en dos factores: infraestructura y seguridad.
El mal estado de las carreteras en nuestro país (y en Centroamérica) nos hace menos competitivos. A modo de ejemplo, se calcula que la velocidad promedio de la carga transportada por camiones en Centroamérica es de 15 kms/h, siendo la más lenta a nivel mundial.
Mejorar la red vial de nuestro país sí permitiría el desarrollo de industrias competitivas en el largo plazo. Es necesario el darle (por lo menos) el mantenimiento adecuado a las carreteras que ya tenemos. De lo contrario, los altos costos de logística seguirán ahuyentando inversiones, y encareciendo los productos.
La buena infraestructura no es lo único que debe mejorar. Se calcula que en Guatemala una empresa debe destinar entre el 8 y el 15% de sus gastos para poder operar. Solo en 2014, la criminalidad le costó al país un 3,6% del PIB. Esto, evidentemente, limita la cantidad de inversión que el país recibe cada año.

Para poder generar competitividad a largo plazo, es necesario dejar de apostar por exoneraciones de impuestos. Lo más conveniente es enfocarse en la mejora de la red vial y en el combate a la inseguridad. Solo mejorando la infraestructura del país y la situación de seguridad se podría incrementar la inversión extranjera directa anual, y, por ende, el empleo y los salarios de los guatemaltecos.