Ni zurda, ni diestra: la corrupción no discrimina ideológicamente

Ánika Lorenzana

Llevo ya más de una semana escuchando, durante el tráfico de las mañanas, el programa de la 100.1 ConCriterio. Aunque usualmente prefiero escuchar música y ahorrarme las discusiones coyunturales para mis clases de política, he de admitir que en medio de tanto polémica y discusión me ha sido imposible no verme yo también sumergida en el debate.

Me ahorraré la descripción de los hechos, supongo ya todos conocemos y hemos escuchado bastante. Ante esto, sólo quisiera agregar lo importante de filtrar de los acontecimientos las interpretaciones subjetivas y los sesgos ideológicos, que déjenme recordarles,  son comunes a nuestro chapinísmo novelero. Tratemos que las especulaciones ajenas no nublen nuestro criterio analítico y creen mayor confusión entre la ciudadanía. Antes de posicionarse en alguno de los bandos, es conveniente reflexionar sobre las razones que los distintos grupos dan para fundamentar su opinión y, más importante aún, los motivos e intereses que están tras estas razones. Si bien estos son altamente heterogéneos y diversos, tienden a formar coaliciones y alianzas para apoyar la causa que resulta, según sus puntos de vista, más convenientes.

Por un lado, están aquellos que favorecen la decisión del presidente Morales de declarar non grato al comisionado de la CICIG, Iván Velásquez. Esta parte afirma que, la autoridad del Ejecutivo es necesaria frente a la supuesta politización de la Comisión, y sobrepone nuestra soberanía ante intervenciones internacionales. Por el otro, tenemos a los que defienden la permanencia del funcionario de la ONU dentro del país, y argumentan que su presencia es imprescindible para continuar la lucha contra la impunidad.

Esta dicotomía de intereses no ha salido ilesa de la interpretación ideológica por parte de la opinión pública, algunos medios de comunicación y ciertas figuras populares. Otra vez nos encontramos tratando de encasillar intereses políticos dentro de etiquetas de izquierda y derecha, apoyándonos en argumentos simplistas para defender una posición. Basar la agenda del país en base a preceptos ideológicos es tan costumbre guatemalteca como el comer los huevos con frijolitos volteados para el desayuno.

Nuestro pasado y la historia reciente del  país hacen que desviemos el discurso hacia esta dirección, imposibilitando un análisis racional y pertinente. Dentro de este contexto, las manifestaciones públicas y  los melodramáticos titulares no contribuyen a generar espacios de diálogo y entendimiento entre la ciudadanía, sino que, polarizan más los bandos y generan confusión.  Soy de la opinión que en este país hacen falta foros de diálogo y canales de comunicación que sirvan como plataformas para expresar los distintos puntos de vista que existen sobre temas de interés público.

¿Por qué es esto importante? Pues para conservar los valores políticos que sostienen nuestros principios democráticos de gobierno; esas victorias sociales que, en teoría, conquistamos con la firma de los “Acuerdos de Paz” en el 96. Y les pregunto yo ahora, ¿No es eso algo que, sin importar la inclinación ideológica, todos los guatemaltecos defendemos y queremos para nuestro país? ¿No es la justicia, la paz y la inclusión polítca lo que todos deseamos para nuestra Guatemala? En este momento, una reflexión colectiva es necesaria y esto es solo posible mediante discusiones razonadas, una apertura tolerante y mediaciones que hagan posible llegar a un acuerdo entre las partes.

Supongo que esto no es parte de nuestra costumbre política, pero creo que sí algo he podido extraer de la forma en que las cosas se han manejado los últimos días, es que realmente podría servir para dar solidez a la institucionalidad. La Plaza de 2015 debe dejar como lección que la manifestación de los sentimientos ciudadanos y voluntad popular no es suficiente para obtener resultados tangibles. Se necesita formular propuestas coherentes y estrategias medibles que permita conducir nuestras instituciones bajo parámetros de justicia y transparencia. Me gusta creer que la gran mayoría de manifestantes y de las personas que se encuentran discutiendo los recientes acontecimientos en los medios lo hacen con la intención de expresar su deseo por ver una Guatemala fortalecida  e íntegra, un país en el que premie a los que se esfuerzan y castigue a los delincuentes.

Desde el despertar de conciencia ciudadana en 2015, la corrupción e impunidad han venido a ser tema central de los debates y discusiones sobre los asuntos públicos. Si bien han ido apareciendo casos de particulares, que han debido enfrentarse a la justicia, aún hace falta un plan conciso de reformas institucionales, cosa que resulta imprescindible si se quiere ver un esfuerzo prolongado por depurar el sistema de estos parásitos. Sobre esto, quisiera agregar algo que leí el otro día en las redes sociales “la corrupción es ambidiestra”, es decir que no discrimina ideológicamente. Tristemente para aquellos que busquen simplificar el discurso, utilizando estos antagonismos y creando polarización, la realidad es otra. No permitamos que nos en atol con el dedo y que nos utilicen como instrumentos para lograr intereses particulares que no servirán para crear el país que deseamos para las futuras generaciones.

Que los oportunistas no nos ganen a la ciudadanía, a aquellos que buscamos un institucionalidad estable y justa.  Olvidemonos ya de los asuntos de índole ideológica, dejemos las paranoias comunistas para los cuentos de miedo que nos cuentan los abuelos y busquemos basar la agenda del país en base a preceptos más objetivos y reales. No es la élite conservadora de derecha la que esta saqueando el país, ni mucho menos los fantasmas de la izquierda marxista; son un montón de aprovechados y expoliadores  que buscan mantener la inestabilidad que nos ha estado hundiendo causando divisiones falsas y desorden público. Alejemonos entonces de esos discursos populistas y baratos y acerquémonos a construir puentes de comunicación y propuestas coherentes sobre como solucionar la crisis política de nuestro país.

 

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