Luces imperfectas

Allison Acevedo

Caminar con Jesús no es fácil. Hay mucho de lo que sucede y de lo que te sucede que no entendés. Buscás respuestas y explicaciones que a veces encontrás y a veces no. No quiero explicarme mal. Creer, aceptar y vivir para Jesús es lo mejor que me pudo pasar. Sin embargo, muchas veces hay que caminar a ciegas.

Lo usual es que, aún luego de haber aceptado a Jesús, las situaciones a tu alrededor sigan siendo las mismas. Lo que te lastimaba, sigue lastimando. Lo difícil, sigue siendo difícil. Lo único que ha cambiado (o irá a cambiando, porque es un proceso), sos tu. Tu manera de ver la vida, tu norte, en quien ponés y dejás de poner tu confianza, todo eso es transformado. Ya no se trata de ti, se trata de Él.

Es un reto de fe. Pero, ¿Cuántos retos no hemos tomado en la vida por amor a otras metas y personas? Estudiar, trabajar, empezar una relación (o terminarla), casarse, tener hijos, jubilarse. Los retos son constantes y exigen.  Sin embargo, cuando creés el sacrificio que Jesús hizo en la cruz por ti y lo entendés, el agradecimiento y el amor que te inundan, hace que nada parezca demasiado difícil.

Y hago énfasis en el “demasiado”, porque tanto los que creemos en Jesús como los que no, estamos conscientes de que hay etapas y momentos muy difíciles a lo largo de la vida. Quienes creemos no evadimos la realidad, estamos muy en contacto con ella. Lo que cambia es cómo la explicamos.

El cristiano sabe que su vida no termina al morir y ha decidido imitar a Jesús. A veces lo logra y a veces, no. El cristiano también falla y duda igual que los demás y por eso Dios, al saber la imperfección que caracteriza al ser humano, dejó en la Biblia una recomendación que dice algo como esto: “No pongas la mirada en los hombres”.

La primera vez que escuché esto, dije ¡Pero Señor! ¿Cómo no hacerlo cuando son esas mismas personas tu carta de presentación?  Luego comprendí que esos hombres únicamente son una herramienta más para conocer y vivir en Jesús, tal como lo es la Biblia, la oración, la intercesión y el ayuno. Lo que sucede es que al ser seres sociales, lo más práctico es que esas personas se vuelvan nuestra única representación de cómo funciona la vida de fe.

En realidad, pienso que nunca deberíamos idealizar a las demás personas. Tengamos la edad que tengamos, creamos en Dios o no creamos. Pero debo admitir que no encuentro una situación en la que sea más peligroso poner tu mirada en los demás que, cuando de fe se trata. Algunos cristianos han herido a muchas personas y han cuestionado la existencia de Dios con su ejemplo… el camino es largo y las probabilidades de fallar, son muchas.

¿Cuál es tu posición actual frente a la fe? Tal vez alguien que decía amar a Dios te lastimó. O a lo mejor, no crees en él porque no tenés pruebas que a tu criterio sean suficientes. También puede ser que en este momento tu fe esté débil y te sientes abandonado. Lo único que puedo decirte, sea cual sea tu caso es que, quités tu mirada de la gente e incluso, de ti mismo. Ponela en alguien que sí es perfecto.

Yo acepté a Jesús en mi corazón el 10 de mayo del 2008. Ha sido una aventura. He comprobado que se trata de una relación. Es un día a día, es un caerse y levantarse constantemente y de diferentes lugares. Si aplica en tu caso, te pido perdón en nombre de muchos cristianos. Pero por favor, que la gente no sea la excusa perfecta para no acercarte o alejarte de Dios. Sabes muy bien que la perfección no es posible.

Por ultimo, no olvides que siempre pagamos un precio; ya sea por abstenernos al pecado o amigarnos con Él. La gran diferencia es que al pecar, nos lastimamos y lastimamos a otros. Arriesgáte. Creer en Jesús es de valientes. Al final, lo que todo ser humano busca es equilibrio,  algo/alguien que calme en medio de caos. Jesús te ofrece todo eso, acompañado de perdón y gracia por si acaso lo necesitás.

Yo por mi parte (y en representación de muchos cristianos) quiero acompañarte, alumbrando el camino hacia Él. A veces voy a alumbrar más y a veces menos, a veces bien y a veces mal… incluso, en ocasiones me vas a ver peleando por mantener mi propia llama viva. Pero podes estar seguro de que voy a hacer mi mejor esfuerzo. Si te animás, yo me animo… si te animás, yo te invito… al camino imperfecto de gracia que lleva a la vida.

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