Marie Andree Valdez
Qué ganas de abrir los brazos y acoger nuevos vientos, nuevos sueños y nuevos caminos. Qué ganas de salir a las calles con los pies descalzos y bailar al ritmo de mis sentimientos. Quiero soltarme el pelo y despeinar todos mis miedos. Soy espíritu encerrado en un cuerpo manipulado por falsas creencias que no hacen más que aplacar mi corazón y confundir a mi razón. El sonido de mis palpitaciones son una señal de alarma para soltarme y florecer en el campo de mi ser. Me duele ser, me duele tanto el deseo de vivir. Quiero vivir y reír, ya no resisto el sufrir.
Esta soy yo, una fémina enfurecida y colorida. Una loca que llora y sonríe a la vez porque no sabe a dónde ir. Pero no es tarde, soy alma que arde, ¡le hierve la sangre! Quizás no tengo destino, solita guiaré mis pasos y como el agua, mis acciones fluirán. Tal vez no he encontrado mi razón, pero sí sé que no nací sin causa, llevo algo dentro que echa chispa y canta, que no descansa y no amansa. Esta soy yo descubriéndome, esta soy yo amándome.
Si aún no me he perdido, si aún no he llamado a la muerte es porque sigo consciente. Me mueve la gente, el cielo, los peces, las alas de las mariposas, el sonido de una guitarra, el olor de las flores, la fusión de sabores de un plato casero, un grito gitano, el amor que respiro y expiro, la poesía que emana desde el interior y que se inspira en lo exterior.
No busco conquistar el mundo, sólo quiero conquistar mis pies, mis manos, mi boca, mis ojos y mis oídos. Adueñarme de mí y lo que expreso al universo. Gritar y sanar, brillar y volar. El pasado ya no es más mi enemigo, solo un simple testigo. Testigo de lo que soy ahora y lo que puedo ser. ¡Adiós amargura, bienvenida paz y hermosa!