Quiero compartirles una de las enseñanzas de mi papá que más cambió mi vida: la actitud; ese sentir que tenemos por dentro y muchas veces mal usamos por no reconocer el peso que representa. En palabras fáciles es como usar unas gafas que te hagan ver el mundo y sus circunstancias de una manera determinada. Lo mejor de la actitud, de estas gafas, es que podés elegir cuales usar, no estás forzado a tener puestas las mismas siempre y eso es lo que no nos damos cuenta.
Un ejemplo de un cambio de actitud es cómo percibimos el uso de cinturón en un vehículo, podés tomarlo como un artefacto sin sentido que incomoda o como una herramienta que garantiza tu seguridad en el camino. Otro es cómo afrontes la derrota en un partido de fútbol: una enseñanza y motivación para mejorar o una decepción para no volver a jugar más.
Hoy que celebramos el día del padre, me gustó la idea de compartir esta lección que a lo largo de la vida mi papá tanto me recalca y yo nunca le tomé la importancia que merece hasta hace poco. Me parece increíble la influencia que tiene la mente si uno comienza el día con una buena actitud, sin ver lo negativo en lo que te topes, sino todo lo positivo. Lo increíble es que en el cambio más mínimo que tengas en tu forma de pensar, como despertarse temprano y agradecerle a Dios por un día más, te genera un aumento en tu calidad de vida sin notarlo.
Si sos de las personas que está en búsqueda de mantener una vida feliz, debes tomar en cuenta el gran impacto que puede tener la conducta y cómo la uses. El poder manejar tus pensamientos y controlarlos para moldearlos bajo el marco del pensamiento positivo es una tarea difícil pero indispensable para manejar tu vida en un cien por ciento. ¿Te has topado recientemente o antes con situaciones a las que no les veías salida?, ¿Que no le encontrabas solución? Pues a mí, mi papá me ha ensañado que todo tiene solución, incluso aquellas situaciones de las cuales no tenemos casi control alguno. El secreto está en darle una sonrisa y encajarse en pensar que todo estará bien; sumándole que tenés que actuar para que así sea.
Tú, que estas leyendo este pequeño escrito, acabas de darte cuenta de que tu papá también es una persona con una gran actitud ¿Qué será?, ¿Será que Dios tiene una formula en la que el volverte padre te hace ver que la vida es maravillosa y que todo se soluciona? No lo sé, pero te invito a que nos esforcemos por ver el mundo con las gafas correctas. Comencemos por tomarnos el tiempo de agradecerle a nuestro papá todos aquellos regaños que fueron con la intención de hacerte una mejor persona.
Brother, otra vez más te felicito en tu día y le agradezco a Dios por ponerte como mi papá y sobretodo como mi amigo. Es una bendición llevar tu apellido. Te agradezco tus lecciones, pues me han hecho el hombre que hoy soy. Sé que la vida me va a dar más oportunidades de aprender de vos y desde ya las espero con ansias. ¡Te quiero mucho!