Se cree que los guatemaltecos estamos divididos entre los pro y los anti Cicig. Yo considero que esto es falso. Me parece que la gran mayoría (silenciosa), «los de en medio», vemos más allá del conflicto coyuntural.
Lo que queremos los guatemaltecos es vivir en un país libre. Pero un país libre va más allá de la soberanía y de la defensa del territorio. Un país más libre, al menos para mí, sería uno en donde la política pase a ser un tema casi irrelevante. Recuerdo cuando una persona que vivía en Suiza me contó que allá ni siquiera están muy seguros de quién es el presidente de turno. El sistema funciona tan bien que los actores pasan a un segundo plano. ¡Cuán afortunados son los suizos y tal vez no se dan cuenta!
En Guatemala, el conflicto Gobierno- Cicig ha llegado a punto crítico. No recuerdo una situación tan tensa en el país. A mi me parece que ambos actores no cuentan con el apoyo de la gran mayoría.
El Gobierno actual es un completo bochorno. Jimmy Morales es un tipo completamente carente de liderazgo y de capacidad para dirigir al país más grande de Centroamérica. Sus ministros son funcionarios de segunda categoría que solo llegaron por tener una posición coherente con los intereses del Presidente.
Cicig es una organización que en algún momento trabajó bien, pero que perdió el rumbo. Sus poderes ilimitados la llevaron a cometer claros abusos. La sed de poder de Iván Velásquez y su insistencia en mostrar la caída de Morales como «un trofeo más», desembocaron en una crisis sin precedente.
¿Qué hubiera pasado si Velásquez hubiera dejado el puesto? ¿Y si llegaba alguien más capaz y con una imagen más fresca? El gobierno no hubiese tenido más la excusa de que el problema era el colombiano, y quizás el acuerdo con Naciones Unidas estaría por renovarse (probablemente reformado, pero seguiría en pie). De igual forma, me parece que el apoyo a Cicig está sobredimensionado. Si tanto fuera, la presión social ya habría sacado a Jimmy Morales del gobierno.
Lo que queremos los guatemaltecos es salir a caminar a la calle sin miedo, encontrar empleos con mejores salarios o tener una empresa sin temor a ser extorsionado y sin que el gobierno ponga tantas trabas, pasar menos tiempo en el tráfico o que haya un transporte público de calidad, un sistema de salud que funcione, una reforma educativa que nos lleve a ser un país más próspero, y la lista podría ser inagotable.
En pocas palabras, lo que los guatemaltecos queremos es dejar de vivir en un país que sale como uno de los peores del continente en todos los indicadores de desarrollo social. Queremos vivir mejor, sin importar los actores políticos de turno.
Evidentemente disminuir la corrupción es clave para lograr desarrollarnos, pero Cicig claramente no es la respuesta. Lo que se necesita son reformas de fondo, desde el sector justicia hasta el sistema de partidos políticos. Es por eso, que para este año electoral, lo que le deseo a Guatemala es un Martín Vizcarra (Presidente actual del Perú).
Continuará…