¿Rescatar a Avianca?

He tenido dos malas experiencias al volar con Avianca. La primera fue previo a abordar un vuelo de Guatemala a San José, Costa Rica. Un policía del aeropuerto rompió el zipper de mi mochila al momento de abrirla para revisarla. Le pregunté a un empleado de la aerolínea si me podían ayudar encontrando cinta adhesiva o de alguna otra manera. Sin mostrar el más mínimo interés, no dio ninguna señal de tener la intención de al menos fingir que me ayudaba, tratándome como si no fuese su cliente y como si estuviese pidiendo algo totalmente absurdo. Esta experiencia la conté aquí en octubre de 2017.

La segunda, fue en un vuelo que compré de Guatemala a Managua. En la página de Avianca, en el correo de confirmación y en el boleto electrónico indicaba que el vuelo salía a las 6 a.m. Al llegar al aeropuerto, luego del madrugón para estar a tiempo, el agente de Avianca nos indicó a un amigo y a mí que ese vuelo hace meses salía hasta por la tarde. Después de luchar contra la falta de disposición del personal de Avianca para encontrar una solución, logramos que nos enviaran en un vuelo de Copa que sí salía a esa hora.

Puede ser que tuve mala suerte y que el servicio de Avianca no es usualmente tan malo. No obstante, lo que sí es un hecho es que la empresa no trata mucho mejor a sus empleados. En 2016, la Corporación Financiera Internacional investigó a Avianca por malas prácticas laborales. Al siguiente año, más de 700 pilotos de la aerolínea estuvieron en huelga por más de 50 días, reclamando mejores condiciones para realizar su trabajo.

Lo que también es un hecho, es que Avianca vende varias de sus rutas a precios estratosféricos. No es poco común encontrar vuelos entre Guatemala y San Salvador a más de 700 dólares. Tampoco lo es que vendan boletos entre San Pedro Sula y San Salvador o entre Guatemala y Managua a más de 900 dólares.

No es un secreto que el mercado aéreo está sumamente regulado en Centroamérica, no por nada sigue siendo una de las pocas regiones del mundo que no cuenta con la presencia de aerolíneas de verdadero bajo costo. Por la falta de competencia, Avianca puede cargar lo que se le da la gana en las rutas intrarregionales y, encima, tratar mal a sus pasajeros.

Con todo y sus privilegios, Avianca lleva un buen tiempo reportando pérdidas. El año pasado, la situación se tornó tan crítica, que United, aerolínea a la que Avianca le debe millones de dólares y que actualmente por esa razón tiene bastante control sobre la misma, reemplazó al CEO. Con la crisis del Covid- 19, ya es de público conocimiento que Avianca no podrá honrar sus compromisos de deuda este año, oficialmente declarándose en bancarrota bajo el marco legal de EEUU. En condiciones de mercado normales, Avianca probablemente de todas formas hubiese quebrado por sus malos manejos administrativos. Esta crisis solo aceleró lo inevitable.

Ante la situación, suenan las voces que piden por el rescate de Avianca, argumentando a favor de evitar la pérdida de empleos que genera. No obstante, dejo planteados unos interrogantes que vale la pena hacerse, considerando que un gobierno no es el que rescata a una empresa en quiebra, son los contribuyentes que pagan impuestos los que lo hacen.

¿Deben ser los contribuyentes de Colombia los que rescaten a una empresa mal manejada? Si la respuesta es sí, ¿deberían entonces también, por ejemplo, rescatarla los contribuyentes de El Salvador, considerando que San Salvador es su segundo hub más importante, después de Bogotá? Y bajo esa misma lógica, ¿los contribuyentes de qué otros países entonces deberían pagar parte del rescate?

En lo personal, a pesar de que lamento los puestos de trabajo en riesgo, me pregunto: ¿cuántos empleos se pierden por proteger a una empresa como Avianca al dificultar el ingreso de nuevas aerolíneas? ¿cuánto nos cuesta a los centroamericanos el pagar caro por vuelos cortos en la región? ¿cuántas oportunidades de negocios y turismo se pierden por esos mismos costos? Acaso es momento de preguntarse, ¿será la hora de flexibilizar las regulaciones del mercado aéreo en Centroamérica? En serio, ¿hay que rescatar a Avianca?

avianca
Aeropuerto Internacional Juan Santamaría. 17 de diciembre de 2017.

 

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