¿Existen las nuevas normalidades?

Lo importante ante las «nuevas normalidades» es aprender a ser resiliente, adaptarse a los cambios y encontrar oportunidades ante la adversidad y los retos.

Luis Fernando Salazar Rosas

8 de diciembre de 2020. Llego al Aeropuerto más ocupado del mundo. Presento mi prueba de COVID-19, el pase de salud del Ministerio de Salud de mi país y mi pasaporte para que me dejen seguir el camino a tomar mi vuelo de regreso a Guatemala. Los agentes de TSA me dejaron pasar seguridad sin quitarme la gorra y el reloj. Estoy seguro que no me hubiesen dejado pasar sin la mascarilla puesta. Hace unos meses parecía algo impensable. La forma de viajar cambió igual o más que luego de los Ataques del 11 de septiembre de 2001.

Llego a la puerta de embarque y cae la noticia: William Shakespeare es la segunda persona que recibió la vacuna contra el COVID. ¿Poético? Un día antes, se desplegó un operativo de seguridad como yo nunca había visto antes en la calle donde está ubicado el complejo residencial por el que viví durante un mes en Atlanta. «Quizá van a arrestar a alguien» – pensé. Lo que después leí fue que el Vicepresidente Mike Pence estaba en la ciudad para recibir información sobre la vacuna en la sede del Centro para el Control de Enfermedades (CDC). Casualmente la calle por la que pasé tantas veces era la misma ruta que tomó el Vicepresidente para tan importante ocasión.

Hace unos meses, la salida de Trump y Pence del Ejecutivo parecía poco probable. Menos aún se podía esperar que Joe Biden iba a ganar Georgia. Ahora, lo que le queda al Partido Republicano es buscar mantener el control del Senado, el cual se decidirá en dos elecciones clave en enero, ambas en ese mismo Estado. Por ello, luego de su visita a CDC, Pence salió esa misma noche a Savannah, una de las ciudades clave para la elección de los asientos en el Senado. Esos mismos días Trump estuvo en Valdosta, otra localidad en Georgia que será importante el próximo mes.

Llegué el 7 de noviembre a Atlanta. Ese mismo día los medios empezaron a anunciar la victoria de Joe Biden y Kamala Harris. No me sorprendió que al sintonizar CNN y NBC estuviesen pintando esa noche (ahora sí) un país unido y con esperanza. No mucho tiempo antes, apoyaron abiertamente manifestaciones violentas y saqueos, después de haber pasado cuatro años sin aceptar la victoria de Donald Trump.

Irónicamente, en una breve visita al centro de Atlanta me encontré con un CNN Center completamente rodeado por vallas de seguridad. En otros tiempos, esas vallas no existían y la entrada era prácticamente libre. No les quedó otra, considerando el hecho que un grupo de manifestantes vandalizaron el logo gigante de CNN que está enfrente de su sede durante las protestas de medio año. Parece, pues, que la propiedad privada solo importa cuando es propia, pero no cuando es ajena.

Encontré menos sorprendente que se festejara también a la «primera mujer Vicepresidenta de Estados Unidos», solo por el hecho de ser mujer, mas no por sus acciones, una tendencia conocida como «política identitaria». Kamala Harris construyó su carrera política siendo Fiscal General de California entre 2011 y 2017. Durante ese tiempo, condenó a miles de jóvenes de color por crímenes relacionados con drogas, mayormente marihuana. ¿Estará tan a favor de ayudar a las minorías como dice estarlo? Ya siendo candidata presidencial aseguró «creerle» a las mujeres que acusaron a Biden por abuso sexual. Al pasar a ser su compañera de fórmula, le cuestionaron sobre el tema y mencionó que lo había dicho porque «era un debate», mientras se reía. ¿En serio defenderá a las mujeres entonces?

Por otro lado, encontré mucho más admirable ver a Maggy Thatcher en The Crown de Netflix. En los ochentas, cuando era mucho más complicado para las mujeres entrar a la política, Thatcher se convirtió a la postre en la que persona más tiempo ha permanecido en el cargo de Primer Ministro del Reino Unido. Su lucha en favor de la libertad y los derechos individuales la hacen un estandarte en la historia de la Civilización Occidental.

Junto con ver a Thatcher, fue reconfortante compartir con amigos que tenía más de un año de no poder visitar. La gratitud es una de las grandes lecciones de los tiempos difíciles. Aprender a apreciar las cosas pequeñas, los momentos con amigos y familia y no dar nada por sentado debería ser parte de la «nueva normalidad». Es necesario tener en mente que solo estamos aquí de paso y considerar que debemos aprovechar cada oportunidad y cada día al máximo para dejar un legado positivo.

Otra de las lecciones del año con las que me quedo es la necesidad de un nuevo aeropuerto internacional para Guatemala. El AILA es un aeropuerto poco competitivo, sin capacidad y desordenado. Sería bueno que parte de la «nueva normalidad» para la aviación nacional sea el tener un debate serio sobre la necesidad de mover el aeropuerto fuera de Ciudad de Guatemala.

Entonces, ¿existen las nuevas normalidades? Yo creo que sí. En un mundo tan cambiante, las «nuevas normalidades» son una regla más que una excepción. Por ejemplo, hace no mucho tiempo, no era común tener acceso a internet en un teléfono. Este año, el cambio de trabajo en una oficina a trabajar desde prácticamente cualquier lugar es una tendencia que llegó para quedarse (claramente no para todos los puestos de trabajo es posible). Lo importante ante las «nuevas normalidades» es aprender a ser resiliente, adaptarse a los cambios y encontrar oportunidades ante la adversidad y los retos. Vital es, como dice Jordan Peterson, compararse con nuestra propia versión anterior y nunca con los demás, ese es uno de los secretos de salud mental que más me ha servido en el 2020.

Amanecer del 8 de diciembre de 2020 en el Aeropuerto Hartsfield-Jackson.

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