Desconfía del político que hace de la lucha contra la corrupción su única bandera. Normalmente odia la corrupción porque odia no ser el que cobra. —Ivan Pilip
Viernes 2 de julio. Empezaba el fin de semana en Miami. Tomé un Uber para ir al mall. A la cuadra, mi conductor y yo nos dimos cuenta que me había subido al carro equivocado. Para ese entonces, ya sabía que había llegado de Cuba hace más de 15 años y que únicamente su suegra vive allá. Encontramos la forma de continuar el viaje. Sin duda una de las conversaciones más entretenidas que he tenido usando la aplicación.
Al salir a la autopista, me preguntó si ya estaba vacunado. Como le dije que sí, me dijo que me podía quitar la mascarilla si así lo deseaba, pues el ya tenía las dos dosis de Pfizer. Hace ya casi dos meses que me vacuné, justamente en Miami, pero con J&J. Mientras fuimos conversando, también me contó que su hijo (estudiante de medicina) había decidido no vacunarse, pues desconfía de las mismas. Tanto mi conductor como su hijo en Cuba seguirían esperando turno para vacunarse en Cuba, isla que muchos creen tiene los mejores servicios de salud. En los Estados Unidos se pueden dar el lujo de elegir si vacunarse o no.
Conforme avanzamos en la conversación, me contó como su hija (odontóloga) había estado presente esa misma mañana en un tratamiento que recibió en sus muelas. Al parecer, su miedo al dentista lo había apartado de ir por muchos años.
¿Será que en Cuba sus hijos habrían tenido la oportunidad de volverse profesionales exitosos, con la posibilidad de cobrar por los servicios que ofrecen? ¿En qué país de América Latina los hijos de un conductor de Uber pueden volverse médicos u odontólogos con relativa facilidad?
Los Estados Unidos, con todos sus defectos, sin duda ofrece oportunidades de desarrollo a sus habitantes, oportunidades que difícilmente tendrían en sus países de origen. También me queda muy claro que el capitalismo, igual con sus imperfecciones, es infinitamente superior a su alternativa, el socialismo. Es importante reconocer que las opiniones más válidas sobre el socialismo son de la gente que huyó de La Habana y de Caracas, no del zurdo que vive en D.C. o en Oslo.
Siendo los Estados Unidos un país lejos de estar libre de corrupción, sino más bien todo lo contrario, queda demostrado que la corrupción (por sí sola) no es el verdadero problema para el desarrollo. En capitalismo, puede haber (algún tipo de) corrupción y desarrollo. En socialismo, no hay desarrollo e inevitablemente hay corrupción, y de la más extractiva.
La situación en Guatemala es difícil, pero sería mucho peor con un sistema socialista. Para que una sociedad se desarrolle, necesita de propiedad privada, un mercado para comerciar y un respeto irrestricto de los derechos individuales.
Si lo que se quiere es disminuir la corrupción en Guatemala, se le debe quitar poder a los políticos. Votar socialismo es directamente votar por más corrupción. Al socialista no le molesta verdaderamente la corrupción y la impunidad, lo que le molesta es no ser el que recibe los sobornos ni el que controla el sistema de justicia. Es lo que como guatemaltecos debemos tener en mente para el 2023, que está cada vez más cerca. No por nada la Constitución de la República indica que todo funcionario público debe tener capacidad, idoneidad y honradez. No debemos continuar la obsesión por la honradez aislada, la misma debe ser complementada de manera integral con capacidad e idoneidad.
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