En la UFM, algunos europeos siguen engañándonos con espejitos

Si algo me ha enseñado escribir por tantos años en este espacio, es a callar si no tengo nada bueno que decir. Al mismo tiempo, me ha enseñado a expresarme si me pasa lo contrario.

Hace algunos años, cuando este blog estaba en su «auge», buscamos, junto con Diego y Luis (los otros dos co-fundadores), financiamiento de la Universidad Francisco Marroquín. Nos cerraron todas las puertas que tocamos. Fue una experiencia muy frustrante, pues estábamos promoviendo muchos principios de libre mercado, republicanismo y democracia que estábamos aprendiendo en clase. No obstante, lo pudimos entender, pues nos explicaron varias veces que cualquier publicación relacionada con la universidad tenía que pasar un estricto proceso de revisión. Ahora, también me pregunto, ¿por qué debíamos esperar que nuestro proyecto fuese financiado con las matrículas de otros estudiantes?

En aquel entonces, estuvimos involucrados en muchas discusiones polémicas. Consideramos, pues, que no era conveniente seguir insistiendo en conseguir fondos de la UFM para poder mantener la libertad con la que escribíamos, además de que procesos largos de revisión (irónicamente la UFM es bastante burocrática para casi todo) nos hubiera hecho perder el empuje que llevábamos.

Años después de aquella experiencia, y viendo lo recientemente sucedido entre dos profesores de la universidad el pasado fin de semana, hay algunas ideas que quiero compartir.

Dejando a un lado lo publicado recientemente por Olav Dirkmaat, me parece sumamente lamentablemente que haya insultado a Guillermo Fernández, un profesional con una larga trayectoria en la universidad. Tener el atrevimiento de publicar algo tan polémico como lo que publicó Olav, debe ir acompañado de mucho temple para las reacciones que se van a recibir. De no tenerlo, es mejor evitarse el mal rato.

Tener un espacio como CADEP (un gran poder) implica una gran responsabilidad. No se puede publicar cualquier «análisis», con falta de rigurosidad científica así por así. Menos para un tema tan complejo. También es un error el buscar constantemente reducir todo a números, mientras que en la realidad los fenómenos sociales son mucho más complejos de lo que pueden parecer.

Un gran poder también implica saber cuándo callar. Dejando a un lado lo escrito, ¿Qué ganó con la publicación que hizo? ¿Para qué tomar el riesgo de publicar algo que no va a contribuir en absolutamente nada? ¿Solo siendo confrontativo se puede seguir siendo vigente? ¿A quién va a convencer si automáticamente descalifica al que no está de acuerdo con su postura?

Este lamentable episodio me parece que no debería quedar sin consecuencias. Vale la pena preguntarse, cuánto le cuesta a la <marca> de la universidad situaciones como esta. ¿Qué pasa con el prestigio que tanto le ha costado construir? ¿Dónde está el supuesto control sobre lo que se publica con el logo de la universidad? En lo personal, y dejando a un lado el valor subjetivo de las cosas, me parece que en la UFM algunos europeos siguen engañándonos con espejitos.

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